Arthur Conan Doyle / Alexis Martínez
Arthur Conan Doyle pretendió 'asesinar' a su propia creación. De esa forma, hizo desaparecer a Sherlock Holmes en las cataratas de Reichenbach. El escritor debe haber sentido eso que llaman alivio...hasta que los seguidores del detective reclamaron airadamente y lo obligaron a 'resucitarlo'. El primer sorprendido fue, sin duda, el doctor Watson. 'Querido Watson -dijo la voz inolvidable-. Le pido mil perdones. No podía sospechar que le afectaría tanto'. Yo le agarré del brazo y exclamé: '¡Holmes! ¿Es usted de verdad? ¿Es posible que esté vivo? ¿Cómo se las arregló para salir de aquel espantoso abismo?'