En los albores de la tercera edad, el autor pasea la mirada, como a vista de pájaro, por los caminos recorridos. Algunos, trochas angostas; otros, verdes y suaves veredas; todos, apasionantes Mirada introspectiva de los tiempos vividos, soplos de existencia aprehendidos a aquellos momentos que han ido jalonando, como balizas, el transcurrir de los días, de los años Momentos en los que el corazón y el alma abandonaban, por un instante, el cotidiano bullicio para viajar por universos atemporales. De los tiempos vividos es, en definitiva, un viaje por caminos infinitos.